LOS CURAS DE LA REVOLUCION. Por Prof. Beatriz Tombeur


“La Patria amigos, es un acto perpetuo, como el perpetuo mundo” (J. L. Borges)

En el relato que se nos hace sobre el proceso revolucionario iniciado en 1810, desde la escuela, hay aspectos muy importantes que no se profundizan y se hace una apreciación muy encogida del hecho histórico.-

Y del profundo desconocimiento nace una ignorancia peligrosa para entender, de dónde venimos y por tanto entender qué somos y adónde vamos.-
Todos conocemos a los protagonistas de la semana revolucionaria o el proceso que continuara luego hasta la Declaración de la Independencia y después en el frente de batalla sobre todo con San Martín que lograra la libertad argentina, chilena y peruana.-
¿Alguien nos habló de la significativa presencia de los hombres de la Iglesia Católica en la gesta que estamos conmemorando?
Suena por allí un nombre en la Primera Junta: el Pbro. Manuel Alberti…¿pero…. sabemos algo de él?
Esta nota tiene por objeto conocer algo más sobre nuestra Revolución.-
Podemos nombrar algunos clérigos que estuvieron comprometidos con la causa revolucionaria y que fueron actores principales en los sucesos, aún debiendo enfrentar a otros que adherían a las tendencias conservadoras y a la fidelidad al imperio español, tales como el Obispo don Benito Lue y Riega, cuya palabra en el Cabildo del 22 de mayo intento frenar a la revolución.
El Pbro. Manuel Alberti (1765-1811, Dr. En teología de la Univ. De Córdoba) fue uno de los fundadores de la “Sociedad de los Siete” cuyo objetivo era preparar la emancipación de nuestro país.-
Durante las Invasiones Inglesas era Cura Párroco de Maldonado en la Banda Oriental (Uruguay) y lucho contra las Invasiones Inglesas. Acusado por el invasor de mantener correspondencia secreta con los españoles, debió huir a Montevideo y de allí a Buenos Aires, donde fue designado párroco de San Nicolás de Bari.-
Al ser designado como Miembro de la Junta Provisional Gubernativa (Primera Junta), adhirió en un todo a las ideas revolucionarias y en gran medida en su persona, estuvo representada la Iglesia Católica, como factor de poder en la sociedad de su tiempo.-
No compartió la decisión de fusilar a los revolucionarios de Córdoba: el obispo (le perdonaron la vida) el gobernador, Liniers y otros complotados. Y lo juzgó un crimen político innecesario, junto con Saavedra y Belgrano.-
Al discutir la incorporación de los diputados del Interior a la Junta, lo aprobó, pero más tarde advirtió el grave error e insistió para que los hombres de las provincias integraran un Congreso separado. La Junta Grande como se llamó el nuevo gobierno, fue inconveniente para las decisiones revolucionarias que debían tomarse sobre la marcha.
La idea fue compartida por Moreno desde su inicio y luego de la votación, a éste, un largo viaje sin retorno lo esperaba, del que nunca regresó.
Al pobre Alberti le costó un gran enfrentamiento con el poderoso Deán Funes, diputado por Córdoba, también sacerdote-
Cuando los partidarios de Moreno fueron excluidos del poder, igual suerte de persecución sufrió Alberti. Murió a fines de diciembre de 1811, en Buenos aires, si poder ver medianamente consolidada la revolución.
Podríamos también hablar de Fray Justo Santa María de Oro en el Congreso de Tucumán, del cura Aparicio, del Pbro. Antonio Sáenz, recientemente la actuación de Monseñor Piña en Misiones (jesuita) y tantos otros…

Pero hay una figura muy poco conocida, que es FRAY LUIS BELTRAN.
Escasamente sabemos que instaló una fábrica de pólvora para las armas de la Campaña de los Andes.-
Este sacerdote franciscano ordenado en Chile, fue un estudioso de matemática y ciencias físico químicas. Desde el propio Convento se desempeñó como hábil carpintero, cerrajero y relojero con profundos conocimientos de mecánica.
Las actividades antes citadas le permitieron ponerse a las órdenes del chileno Carreras para aplicarlas a la fabricación de armas. –Luego del enfrentamiento de Carreras con O’Higgins, amigo de San Martín y patriota chileno, Beltrán debió emigrar al territorio cuyano y en Mendoza se puso a disposición del Libertador, quién lo designara como Capellán del Ejército de los Andes.
Además fue designado Director de Maestranza, vestía traje militar, prestando grandes servicios a la Patria.-
Para dedicarse a estas funciones tuvo especial autorización del superior del Convento Franciscano, mientras que desde el convento de Mendoza fue observado por sus prácticas.-
Fray Luis Beltrán nunca abandonó su prédica de la Fe, y aunque adhiriera al pensamiento revolucionario, en los momentos de bullicio, en El Plumerillo, y más tarde, ya en campaña, se retiraba a meditar, hacer sus oraciones y predicar el evangelio entre la tropa.-
Puso de relieve una gran conducta como sacerdote y también como militar.-
Era un hombre austero, conforme los principios de la consagración a la que había llegado, y un cultor de la devoción a la Virgen en el rezo cotidiano del Santo Rosario.-
Quiso morir con el sayal franciscano, como mortaja, y no con el uniforme militar.-
Instaló la fábrica de pólvora y perfeccionó los tiros de cañón que tuvieron mucho que ver con el éxito del ejército de los Andes.-.
Dirigió la fábrica de nuevos armamentos, herraje de las caballerías, vestuario de la tropa y fabricó también nuevas formas de cabriadas para el traslado de los cañones.-
Llegó a manejar para tales acciones a más de mil obreros.-
Se destacó como un gran Artillero en la primera Batalla librada en suelo chileno y obtuvo por su heroico desempeño una medalla de plata y el grado de Capitán del Ejército de los Andes.-
Luego de la terrible derrota de Cancha Rayada, debió abocarse a reconstruir gran parte de la artillería, que facilitó la inmediata gloria en los campos de Maipú. Por esta su abnegación, el gobierno de Buenos Aires le dio el título de “Heroico defensor de la Nación”.
Liberado Chile, debió organizar todo el parque para dirigirse al Perú. Su labor no conoció el descanso hasta 1820, siempre al frente de la maestranza.-
Por su actuación en Perú, recibió la Medalla de Oro, del Protector del Perú y el diploma de Miembro de la Orden del Sol, de manos del Gral. San Martín.-
En 1821 fue designado sargento mayor y ascendido a Teniente Coronel en 1823.-
Posteriormente tuvo un enfrentamiento con Bolívar, quien lo maltrató.-
Llevado por una profunda desilusión, ante el atropello, quedó mudo y permaneció encerrado en una habitación largo tiempo.-
Posteriormente se dedicó a vender agua por las calles, hasta que una familia bondadosa lo protegió, lo alojó y le impidió que cayera en la locura.-
En 1825 se dirigió a Buenos aires para solicitar el peculio correspondiente al reconocimiento de sus grados.-
En 1827 se encontraba gravemente enfermo.-
Murió pobre, si se quiere maltratado, con la recepción de los santos sacramentos, y envuelto en el sayal franciscano –volvía a la vocación religiosa en el momento del fin,.
El Teniente Coronel Luis Beltrán y Fray Luis Beltrán, son una sola persona ante la Historia, que hace casi 200 años atrás entregó todo lo que tenía, todo lo que era como hombre, como religioso y como patriota al servicio de la libertad de América.-

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